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Nota 1
Nota 2
Nota 3

Tándem performativo

Julio Villalva

Desde mediados de los años noventa el trabajo artístico de Cabello/Carceller (París 1963/Madrid, 1964), viene irrumpiendo el escenario mundial con sus propuestas de corte disruptivo en torno a la representación de sujetos subalternos. Las imágenes que estxs artistas registran, las narrativas que construyen y la exploración que efectúan abren campos epistemológicos emergentes sobre el cuerpo sensible dentro del terreno artístico. La importancia de sus trabajos adscribe al cuerpo como alegato y manifiesto vivo a partir de su construcción identitaria. El espacio liminal se convierte en un terreno crítico y colaborativo que permite visionar cómo operan los dispositivos raciales, sociales, sexuales y de género en un intercambio constante de negociaciones performativas que da origen a una postproducción de nuevas narraciones en torno al cuerpo y su representación mediante la enunciación disidente, estética y artística de las minorías sexuales y de género.
       En la primavera de 2022, el escritor y filósofo Paul B. Preciado curó una exposición de este colectivo haciendo de la misma una galería de retratos con carácter retrospectivo. En ella se montaron cinco instalaciones de su producción anterior más la obra creada ex profeso para la galería del Azkuna Zentroa Alhóndiga Bilbao, cuyo epígrafe le da nombre a la exposición: Una voz para Erauso. Epílogo para un tiempo trans (2021-2022). [1] De entre dichas piezas, la que nos ocupa en estas líneas es “Lost in Transition. Un poema performativo” que se creó para el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) en 2016, y que formó parte de la exposición del Centro Azkuna.
      Esta pieza posee una cualidad de hipertexto en tanto que resulta una paráfrasis sobre la otredad identitaria hecha performance mediante apropiación y resemantización del Desnudo descendiendo una escalera Nº 2 de Marcel Duchamp. Cabello/Carceller, escriben:


                  Parodiando el conocido Desnudo bajando una escalera de Marcel Duchamp, la acción consistió

                 en convocar a miembros de la comunidad trans, drag, genderfluid, genderqueer, cuir, agénero…

                 residentes en la ciudad de Valencia para participar en una performance grabada que

                 consistiría en bajar la escalera de la Galería 6. [...] cada cual elegía qué persona o situación iba

                 re-presentar en la realidad de la escalera. [2] 


     Desnudo bajando una escalera de Duchamp, es una obra que ha generado toda una mitología en torno a sí misma, y se ha convertido en pieza de análisis y puente de diálogo de diversos artistas. La primera apropiación y reinterpretación de la pieza la encontramos en una divertida viñeta de J.F. Briswold que apareció el 20 de marzo de 1913 en el “New York Evening Sun [...] titulada The Rude descending a staircase, [...] la viñeta muestra una fila de alborotadas figuras estilizadas por una escalera y el subtítulo es Hora punta en el metro”. [3] Le siguen: Ema (Nude on a staircase) (1966), de Gerhard Richter. Desnudo bajando la escalera (1967), de Orlan. Desnudo bajando la escalera (1971), del Equipo Crónica. Vestido descendiendo una escalera (1976), de Eduardo Arroyo. Duchampiana: nude descending a staircase (1976), de Shigeko Kubota. Y Desnudo bajando la escalera (2014), de Pedro Lemebel.
    En 2016, Cabello/Carceller retoman el diálogo y lo llevan aún más lejos, re-citando el “cuerpo desnudo” del lienzo (tan discutido en su momento) y lo colocan en el ámbito de las identidades que transitan no sólo el espacio físico objetivo y real, sino también el subjetivo con relación al género.
       Pero antes de avanzar en la postproducción de Cabello/Carceller sobre la obra, es necesario abrir el contexto de lo que sucedió con la pintura original para observar cómo esta pieza evolucionó a partir de las diversas intervenciones y aportaciones que se le suman en el tiempo.
        En París, en 1912, Desnudo bajando una escalera fue objeto de diatriba. El catedrático historiador de arte Juan Antonio Ramírez en su texto Duchamp, comenta:

 

                  Este célebre lienzo cierra el ciclo de obras de inspiración cubista dedicadas por Duchamp al

                  tema de la figura humana en movimiento. Será rechazado por los cubistas del grupo de

                  Puteaux y retirado del Salón de los Artistas Independientes; posteriormente, también su

                  aparición en el Armory Show de Nueva York en 1913 suscitará gran escándalo.
 

Desnudo bajando una escalera no. 2. Marcel Duchamp

Desnudo bajando una escalera no.2. Marcel Duchamp

       Javier León en el artículo "¿Por qué Marcel Duchamp?" comenta que el cuadro fue censurado por “la coincidencia de la obra con preceptos del futurismo italiano, movimiento con el que los cubistas de Puteaux estaban abiertamente en pugna”. [4] De las pugnas entre corrientes artísticas pasamos a las implicaciones subjetivas del imaginario decimonónico: el historiador de arte Calvo Santos, menciona: “Los cubistas alegaron que ‘un desnudo nunca baja las escaleras, un desnudo se reclina’. Al parecer, los desnudos sólo bajan las escaleras en los burdeles”. [5] El comentario tanto de los cubistas como de Calvo proceden a sexuar la imagen. Si atendemos la acotación “un desnudo se reclina”, la referencia nos conduce a imaginar un cuerpo pasivo que se dispone de equis forma para su contemplación. En la historia del arte es consabido que la representación del cuerpo femenino ha sido utilizada hasta la saciedad con este fin. Las intenciones que se revelan en este caso desde la representación heteronormativa y patriarcal es crear el sesgo de dominación sobre lo que se observa, cuestión que tiene que ver con la neurosis y la fantasía masculina en relación con la otredad, y que para hacerle frente requiere de la cosificación de los cuerpos (sujetxs) que desencadena una operación de posesión, merchandising y dominio mediante la mirada. El comentario que Calvo subraya en la cita (Al parecer, los desnudos sólo bajan las escaleras en los burdeles), reafirma el atavismo dimórfico dispuesto sobre los cuerpos y su sexuación. Sabemos que la imagen del cuadro de Duchamp es un desnudo porque el título de la obra así lo indica. La lectura del título direcciona la mirada estableciendo el sentido. A partir de su enunciación, el que observa procede a sexuar la imagen.

        Los desdobles geométricos de la obra abren espacios por donde se asoman realidades inquietantes y perturbadoras que dan cobijo a nuestros deseos y a nuestras fantasías ¿Qué es lo que vemos, o mejor dicho, qué es lo que queremos y deseamos mirar? La enunciación prende la mecha de la imaginación y abre espacios liminales entre el deseo y el placer que propicia la sugerencia de un cuerpo. El lienzo no es sino una pantalla donde establecemos una proyección deseante que da lugar a las más íntimas fantasías. No es “lo que se ve”, sino “cómo se ve”. Lo que el deseo nos pone de frente de manera confusa e inevitable. Tengamos en cuenta que los referentes se imponen sobre lo referido. El significado de la obra se encuentra en el significante de quien observa. De eso trata el juego duchampiano: del despliegue del lenguaje como elemento constructor de la imagen, el resto es reverberación. El espectador en calidad de receptor le da sentido a la obra según sus deseos. Duchamp establece una metalógica y un metalenguaje donde es necesaria la intervención intelectual de quien observa, pero esta acción no se agota en una simple operación cerebral, contrario a ello adquiere otra dimensión cuando intervienen otros dispositivos, por ejemplo las subjetividades sexuales. En el caso de la apreciación que hace Calvo Santos al respecto, queremos entender que se remite al lugar común de la mojigatería decimonónica, porque de no ser así, entonces nos encontramos ante una percepción que confirma el cliché de una masculinidad insustancial, donde la obviedad deriva al cuerpo imaginado directo al putero (en este caso, el burdel) como lugar heterotópico donde la libido masculina encuentra por derecho de pernada el sitio idóneo donde fomentar su fantasía morbosa y sexual.
      En 2016, Cabello/Carceller retoman la obra de Duchamp y la parodian, utilizando las escaleras del IVAM como una pasarela donde hacen manifiestas y visibles realidades sexogenéricas diversas y disidentes. Una serie de alteridades y performatividades corpóreas que desde lo privado viajan hacia el ámbito público mediante la performance. Se politiza la insurrección de los cuerpos cuyas identidades sexuales se articulan en un abanico de sexualidades divergentes, fluidas, posibles y reales, al margen de lo binario. Esta pieza nos permite releer la obra de Duchamp mediante una metalectura que complejiza el cuerpo y su sexualidad como una trama de realidades que se desnudan a partir de su capacidad de transformación y multiplicación desde el género. El tándem Duchamp y el colectivo Cabello/Carceller, hace posible visualizar la cita de la cita que deriva hacia el hipertexto, lo que suma y nutre nuevas visiones, otras discusiones y una vuelta de tuerca no sólo en torno a la mitología de la pieza, sino en el complejo mundo de las identidades sexogenéricas que se performatizan multiplicándose de distintas maneras en lo que a identidades se refiere. El abordaje que ejecutan Cabello/Carceller permiten el despliegue visual y establecen un aparato crítico en relación con los modos de representación del cuerpo a partir de una perspectiva teórica feminista y queer. Mediante trabajos fotográficos, videos, instalaciones, acciones colaborativas y performances, generan nuevos modos de ver. Elaboran una epistemología con la que cuestionan desde la disidencia sexual la política identitaria sexogenérica heteropatriarcal. La apertura visual retratística que genera crea una red de correspondencias políticas, sociales y culturales que deconstruyen los tópicos del imaginario hegemónico-dominante. Su trabajo enriquece el diálogo en la trama de l
o social democratizando el espacio correspondiente a la realidad sensible, y problematiza la percepción de género, del sexo y de la identidad, generando complicidades, reflexiones y alianzas con otres artistas, filósofxs y activistas queer. En un ejercicio de espejos, nos invitan a mirar-nxs de manera plural, no como una estructura determinada por un constructo identitario naturalizado en lo biológico sino como parte de un constructo en proceso (in progress), que vamos construyendo colectivamente lejos del dogma.

Nota 4

[1] Azkuna Zuntroa-Alhóndiga Bilbao. (2002, 4 de noviembre). Cabello/Carceller. “Una voz para Erauso. Epílogo para un tiempo trans”. YouTube.  [En línea]. https://www.youtube.com/watch?v=oKdmgUd2njw

[2] Cabello/Carceller. Web. https://www.cabellocarceller.info/?%2Fproyectos%2Flost-in-transition%2F=

[3] Ramírez, J.A. (2006). Duchamp. Madrid, Biblioteca El Mundo.

[4] León, J. (2021, 22 de mayo). “¿Por qué Marcel Duchamp?”. Fundación Cultural Estilo en Arte. [En línea] https://revistaestilo.org/2021/05/22/por-que-marcel-duchamp/

[5] Calvo Santos, M. (2018, 08 de octubre). “Desnudo bajando una escalera. Tan moderna que ni los cubistas ni los futuristas la aceptaron.” HA! [En línea] https://historia-arte.com/obras/desnudo-bajando-una-escalera

Julio Villalva (https://jcvillalva25.wixsite.com/julio). Nació en la Ciudad de México. Estudió Danza, en la Escuela Nacional de Danza Contemporánea (Instituto Nacional de Bellas Artes /INBA). Artes Visuales, en la Facultad de Artes y Diseño (Universidad Nacional Autónoma de México / UNAM). Actualmente es doctorando en Investigación y Creación en Arte, en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Bilbao. Ha colaborado en las revistas Claudia; Ángulos; Straversa; Interlatencias; Espejo Humeante; Cósmica Fanzine; Pérgola de humo; Irradiación; Craquelarre; Ouroboros; Revista Phantasma; El Rizo Robado.

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